La supervisión regulatoria se está volviendo más estricta, y rápidamente. La FDA está fortaleciendo la protección al consumidor mediante un aumento en las inspecciones y la aplicación de regulaciones de inocuidad alimentaria:
En la mayoría de los casos, la capacitación en inocuidad se enfoca casi exclusivamente en el personal que manipula alimentos en las instalaciones. A lo sumo, los gerentes o ejecutivos reciben una capacitación general si deben visitar una planta, y tal vez se cubran aspectos muy básicos para el resto del personal durante la inducción. Fuera de eso, es poco común ver programas que refuercen la importancia de la inocuidad para quienes no manipulan alimentos.
Eso representa una oportunidad perdida. Aunque no lo parezca, ampliar la capacitación en inocuidad alimentaria al personal indirecto puede beneficiar significativamente a los fabricantes de alimentos, tanto para fortalecer su cultura de inocuidad como para lograr resultados de negocio concretos y medibles.
En AIB International hablamos frecuentemente de la “cultura de inocuidad alimentaria”. Aunque suene abstracto, es un concepto muy real que observamos en las organizaciones que consistentemente superan los estándares en cuanto a salud del consumidor. Para ilustrarlo, considere el siguiente escenario: si cualquier empleado —no solo quienes están a cargo de los alimentos— ve una violación de inocuidad en su planta, ¿la reportaría? ¿O la ignoraría por no ser parte de su responsabilidad directa?
Una cultura de inocuidad es lo que diferencia a una empresa que siempre está lista para una inspección de otra que debe correr a último minuto para corregir fallas. Construir esa cultura requiere:
Implementar estos principios requiere el compromiso de todo el personal; no se puede lograr sin capacitación en inocuidad alimentaria para todos. Cumplir con todos estos factores clave también garantiza que, sin importar cuánto cambien las regulaciones o qué tan estricta sea su aplicación, su organización estará preparada.
Hablar de la inocuidad alimentaria y de una “cultura de inocuidad” de forma abstracta no explica claramente porqué los departamentos fuera de las operaciones de manufactura también deben involucrarse, por lo que resulta útil analizar la situación área por área:
Contratar personal capacitado en inocuidad ya es difícil. Un equipo de RH que no entiende los requisitos publicará vacantes genéricas. Si RH conoce las regulaciones, podrá redactar mejores descripciones y seleccionar candidatos más alineados con la cultura de inocuidad.
Si falla un equipo crítico para la inocuidad, un departamento de finanzas informado sabrá priorizar su reemplazo. También podrá proyectar mejor los riesgos de retiro de producto y ayudar a planear medidas correctivas que mantengan la rentabilidad sin comprometer la seguridad.
El consumidor sí se preocupa por la inocuidad. Casi la mitad teme por la seguridad alimentaria en casa, y la confianza en los controles disminuye. Un equipo de marketing capacitado podrá comunicar las medidas que toma la empresa y generar confianza real, incluso sin que el público domine la jerga técnica.
Nadie conoce mejor los detalles y el funcionamiento de sus instalaciones y equipos que quienes se encargan de mantenerlos limpios y operativos. Aunque es común capacitar en inocuidad alimentaria al personal responsable del equipo de producción y del área de piso, también es beneficioso extender esta capacitación a quienes no tienen esa responsabilidad expresamente asignada. Cuando esto se combina con la transparencia, la confianza y el empoderamiento que brinda una verdadera cultura de inocuidad, estos empleados pueden convertirse en una valiosa primera línea de defensa ante posibles problemas.
Ya sea para aumentar la supervisión, contratar mejor o posicionar la inocuidad como ventaja competitiva, extender la capacitación más allá del equipo operativo no tiene desventajas. Todo contribuye a no solo aprobar, sino destacar en la próxima auditoría.
No deje su próxima inspección al azar. Capacítese con AIB International y convierta la inocuidad en una verdadera ventaja estratégica.