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Estos organismos modificados genéticamente (OGM), que están transformando el paisaje agrícola, representan cultivos con material genético que ha sido alterado más allá de los límites de las técnicas naturales de reproducción o recombinación.  

Los OGM se han extendido por toda la cadena de suministro de alimentos y bebidas, impulsados por su potencial para mejorar el rendimiento de los cultivos, la resistencia a las plagas y una mayor tolerancia a los herbicidas. Según datos de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) de 2020, el 94 % de toda la soya plantada en los EE. UU. estaba modificada genéticamente, al igual que el 92 % del maíz plantado. En 2023, la FDA incluso redactó una comunicación sobre el impacto potencial de los OGM en el etiquetado de alérgenos.  

La creciente realidad de los OGM en el suministro de alimentos plantea importantes interrogantes sobre su función a largo plazo en la elaboración de alimentos. Dada la presencia generalizada de alimentos modificados genéticamente en el mercado, los fabricantes, distribuidores y otras partes interesadas deben comprender sus repercusiones en materia de inocuidad alimentaria. Esto es lo que necesita saber. 

Reforzar la inocuidad alimentaria de alimentos modificados genéticamente 

El desarrollo de OGM ha evolucionado en gran medida como herramienta para mejorar el rendimiento de los cultivos, aumentar los beneficios nutricionales y abordar los desafíos de la inocuidad alimentaria a nivel mundial, pero también hay importantes beneficios para la inocuidad alimentaria. 

  • Mayor resistencia a las enfermedades 
    Los OGM diseñados para ser más resistentes a las enfermedades son menos susceptibles a infecciones y agentes patógenos que pueden dañar los cultivos en el campo o la calidad de los productos cosechados. Reducir la probabilidad de enfermedades ayuda a prevenir en su origen las enfermedades transmitidas por los alimentos, ya que es menos probable que estos cultivos tengan microorganismos nocivos o toxinas que puedan provocar riesgos para la salud de los consumidores. Esta mayor resistencia a las enfermedades contribuye a una producción alimentaria más segura que minimiza la necesidad de tratamientos químicos y reduce las posibilidades de que los agentes patógenos se introduzcan en el suministro de alimentos. 
  • Resistencia a las plagas 
    Los OGM diseñados para resistir a las plagas pueden evitar o resistir los ataques de insectos que tradicionalmente destruyen el rendimiento de los cultivos. Esto permite a los agricultores utilizar menos pesticidas químicos para proteger sus cultivos y disminuir la cantidad de residuos de pesticidas que quedan en los productos cosechados. Además, el uso de menos plaguicidas también reduce el impacto ambiental de la actividad agrícola, lo que ayuda a las empresas a alcanzar más rápidamente sus objetivos de sostenibilidad.  
  • Menos deterioro 
    Los OGM tienen una vida útil más larga, minimizando el deterioro y las condiciones que pueden provocar el desarrollo de agentes patógenos. Por ejemplo, algunas frutas, vegetales y hortalizas modificados genéticamente pueden resistir las magulladuras o el marchitamiento. Prolongar la frescura de estos alimentos reduce el desperdicio de alimentos y la posibilidad de que los consumidores consuman alimentos en mal estado o contaminados.  

Riesgos para la inocuidad alimentaria de los alimentos genéticamente modificados 

No obstante,  las tecnologías de alimentos genéticamente modificados también conllevan algunos riesgos para los fabricantes y consumidores. 

  • Alérgenos no declarados y contaminación cruzada 
    Cuando se introducen genes de un tipo de planta en otro, existe la posibilidad de que el OGM resultante produzca proteínas que desencadenen alergias en personas sensibles. Si estas proteínas alergénicas no se detectan durante el proceso de la aprobación normativa o no se indican en las etiquetas de los alimentos, los consumidores alérgicos pueden consumir, sin saberlo, productos que representan una amenaza para la salud. Aunque aún es necesario investigar mucho más sobre este riesgo potencial, la FDA redactó un comunicado en 2023 en el que advierte a los fabricantes de nuevas variedades de plantas sobre los posibles peligros de utilizar proteínas de alérgenos conocidos. 
  • Susceptibilidad patógena no prevista 
    La modificación genética puede alterar de forma impredecible la resistencia natural de una planta o un animal a los agentes patógenos. Aunque los OGM se someten a minuciosas evaluaciones de seguridad antes de su aprobación, existe la posibilidad de que se produzcan interacciones no previstas entre genes modificados y agentes patógenos. Esto podría aumentar la susceptibilidad de los OGM a ciertas enfermedades que las normas vigentes de inocuidad alimentaria no pueden prever o contra las que no pueden defenderse. 
  • Etiquetado incorrecto 
    Desde 2022, la FDA exige que los fabricantes etiqueten claramente los productos que contienen ingredientes de bioingeniería para mantener informados a los consumidores sobre lo que están consumiendo. No etiquetar los alimentos modificados genéticamente de forma clara o precisa, ya sea intencionada o accidentalmente, infringe la normativa y puede exponer a los consumidores a ingredientes que no desean consumir. Un etiquetado incorrecto también dificulta la trazabilidad y retirada de productos cuando surgen problemas de inocuidad alimentaria o alergias. 

Una nueva era de inocuidad alimentaria con los OGM 

A medida que los alimentos genéticamente modificados se convierten en algo habitual en los mercados de la agricultura, los alimentos y las bebidas, la dinámica de los consumidores y el panorama normativo seguirán evolucionando a la par. Su uso generalizado ha dado lugar a nuevas normas de etiquetado y empaquetado, en un momento en que los gobiernos se esfuerzan por garantizar la transparencia y seguridad de los productos alimentarios. Es fundamental mantenerse informado de la normativa para proteger a los consumidores y minimizar los costos de cumplimiento. 

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